Pequeño, oscuro y alejado de la popularidad
que encumbra a los famosos locales de moda, este espacio es otra expresión de
que la belleza está en el interior. Un interior que ha visto tocar a Matt Elliott, The Waves Pictures y Perico Sambeat
entre muchos otros. Un lujo, si del paladar de unos cuantos se trata. Algunos
estamos todavía preguntándonos como lo hacen, cual será el secreto para
arrimarse tanto al fracaso y salir indemnes.
El caso es que en este rinconcito de
Almendralejo se abre un espacio de esos que no se ve a simple vista. Sólo se
manifiesta de vez en cuando, con el choque de dos formas similares de entender
la realidad. Otros lo llaman ser fieles a un estilo propio, ese gran estilo que
sólo con el tiempo te devuelve los frutos que ofrece la coherencia.
Dicen sus gestores que la clave está en salir
de la burbuja mediática para mantener a flote un criterio independiente y
alternativo. Independiente porque no responde a ninguna moda o gustos establecidos
y alternativo porque se ofrece como alternativa a lo que suena machaconamente
en todas las emisoras nacionales. Es el desafío para un criterio que alcanzará
su plenitud con paciencia y conocimiento. Saber valorar aquello que pone en
juego las capacidades que nos distinguen del resto de seres vivos. Un buscar
intrépido para experimentar con las partes más perceptivas de nuestro cuerpo.
Un “no todo vale” o simplemente querer ir un poquito más allá. Que la
experiencia sirva para degustar cosas más sutiles, más sugerentes, propias de
un disfrutar con la cultura que nos hace humanos.
Y aún así no hace falta mucho para verlos en
acción. El próximo 7 de septiembre se vuelve a producir este choque que nos permite
disfrutar del espacio fenoménico, dándose el cruce de la diversión con criterio
y el talento de una nueva generación de jóvenes músicos. Con todos estos
ingredientes nuestros famosos cocineros de Pastrana
Lab, bajo la firma de su gusto por lo audiovisual, prepararán lo que en el
mundillo se conoce como Por lo que sea.
Una reunión de amigos en la que bajo el sello de la elegancia, entraran en
escena la alternativa a lo que se ha propuesto como Siempre Así, o así siempre, es decir, otra cosa, algo diferente a
lo de siempre.
Pero no residen ahí las motivaciones que han inspirado
este artículo, ha sido más bien la apuesta por la cultura y el criterio en el
ocio desde el ámbito privado, en este caso por parte del Salón de Teatres. Casualidad o no, ese olor que caprichoso se erige
diferente, queda desde el principio plasmado en el nombre del local. Estar en
un salón, esa es la sensación que sería preferible para colocarse delante de
esta iniciativa. Y es que pareciese que hubiesen rescatado aquellos populares
espacios de la Viena novecentista o el París de comienzos de siglo XX. Lugares
para el diálogo y el intercambio de inquietudes de una generación a la que se
llamó perdida.
No me resisto con tantas similitudes a
comparar lo que pasó a comienzos del XX en París o Viena con lo que está
pasando aquí, pero no sólo en Almendralejo. Este tipo de espacios existen
también en otros puntos de nuestra geografía hispana. Quizá tenga este un
mérito especial por tratarse de una zona tan hostil para la cultura como es Extremadura,
pero no es nada que se haya descubierto aquí. Lo que sí han hecho estos
intrépidos del Salón de Teatres es
ponerse en esta frecuencia que parece está regresando después de tanta distopía
en la modorra de un siglo que agonizaba nada más empezar.
¿Será entonces esta la respuesta de las
generaciones mejor preparadas de la historia de nuestro país a lo que está
pasando con la cultura y los espacios para una diversión y un ocio diferentes?
Respondan ustedes. Klimt, Freud, Hemingway, Dos Passos y mi querido Ezra Pound
entre otros, pululaban por las grandes ciudades europeas ensartados por un
estado psicológico que los aprisionaba entre la Primera Guerra Mundial y la Gran
depresión. En este caso no hemos sufrido ninguna guerra, todavía. Pero la
depresión cultural es evidente, tan sólo hay que echar un vistazo en nuestro
alrededor. Quién sabe si estos chicos que ahora frecuentan los nuevos salones
no serán llamados algún día la generación
perdida.
Sea como fuere el día 7 de septiembre
proponen su alternativa, guste o no, se entienda o no, por lo que quiera que
sea, allí estarán. Y nos han invitado a todos.
Cecilio J. Trigo.
Publicado en copelacapital
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